No es de extrañarse que con tantas soledades mi boca de pronto vomite desiertos...

XIX


Voy a protestar contra la noche 
y prenderla con ráfagas de marfil 
mientras charlo con los astros
-que cansados de brillar sobre la muerte
de una tierra que llora sangre-
son presa del pensamiento apócrifo
que engendra la ceniza del silencio.

Voy a protestar contra la noche
y prenderla con ráfagas de marfil
para que su boca no se trague 
las perlas azules 
de una mañana sin soles. 

Anthony Molina copyright © 2012
 

XVIII


No he pedido que mi pecho
acune tempestades,
mucho menos que en mis ojos
afloren los eclipses,
no he pedido que en mis labios
sucumban los silencios,
peor aún que en mi lengua
renazcan oscuridades.

No he pedido dudas en mi nombre
tampoco un credo roto en mi frente,
no he pedido que en mi pecho
se acunen abnegaciones
mucho menos que mis ojos
afloren los eclipses.




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XVII


A veces quiero romper la noche,
tal vez encuentre mi rostro
tras el firmamento que sangra,
o quizá nuevamente
le haga el amor a mis demonios
y renazca como la sombra sin nombre
sin credo, sin temores
y sin verdades. 

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XVI


Hay tantas heridas
en esta casa azul
de paredes inexistentes
que me atrevo a afirmar
que no se comen sueños...
sino lágrimas








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XV


No sé si estoy cansado de mi nombre
o de las mil historias absurdas 
de las cuales éste ha sido partícipe:
a veces protagonista,
a veces espectador,
a veces héroe
y a veces villano. 








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XIV


A veces he guardado
en las heridas blancas de mis manos
trozos de máscaras nocturnas
que una vez adornaron mis silencios,
pues he tenido tantos rostros
que el espejo de mi cuarto
ya no acierta cual de todos
es el que siempre he sido. 








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XIII


La ventaja del poeta
es que toda palabra
puede crear libertades...
La desventaja
es que también
puede crear prisiones











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XII


Sólo existen dos calles que detesto,
no conozco sus nombres
pero sí sus destinos: tristeza y agonía...

Justamente hoy cerré los ojos
para no morir









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Necesidades


Necesito rajarme el pecho
y escupir el cáncer 
que dibuja caos en mi sangre,
mas no es de extrañarse
que con tantas soledades
mi boca de pronto vomite desiertos.

Necesito pagar una noche
que abrigue mis dudas.  









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olvido de un dios


Me olvidé de un dios que vive tras el hierro
de una verga oxidada de pesares,
pues vi su nombre arder en las iglesias
solo para aplacar negras conciencias
no para redimir malas acciones. 

Me olvide de ese dios 
que vive tras el hierro
de una verja oxidada de pesares
y comencé a vivir de una vez.  









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Grietas II


Hay tanta desesperación en mis ojos
que se quiebran como el sol
de un paisaje muerto y olvidado.

Quisiera comprender porque la negra espuma
de mis mares añejos y prohibidos
ahora se beben el cristal de mi boca,
y no es que pretenda yo parar las horas
ni responder ante mis ceguera
si en verdad tengo algún credo sometido
o dioses de barro que se quiebran.

Pero aún tengo un trozo
de aquellas esperanzas
que habitaron en mis bolsillos, 
para hacer florecer un ocaso
en la costa de mis dioses rotos...

Hay tanta desesperación ante mis ojos
que ahora se quiebran como el cielo
que una vez acunó mis dioses de barro
con su credo puesto en duda. 











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