No es de extrañarse que con tantas soledades mi boca de pronto vomite desiertos...

Contra luz




¿Habrán sido tus pasos
fragua para este rostro sin nombres?
¿Dónde dejaste los mil pedazos
en que se quebraron nuestros dioses?

Temo por la suerte de mis libertades
ya arraigadas a una doctrina de viento
 cuando tocan la puerta de tu fanatismo 
a contra luz de tus puritanos deseos.

¿Dónde me guardaste
cuando mis dioses se rompieron 
y los tuyos gritaron?
Fuimos parte de aquel viento
con aromas innombrables 
en la vitrina expiatoria de un recuerdo.

¿Eran tus palabras 
las redenciones sobre este espíritu sin orbe?
¿Dónde me dejaste al quebrar mi rostro
para complacer a tus dioses?

Temo por la suerte de mis libertades
que al besar la doctrina táctil de tus pasiones 
son engullidas por un pasado 
que atrofió nuestra piel y quebró nuestros nombres.

¿Dónde nos guardamos
cuando mis dioses se rompieron
y los tuyos gritaron?
No puedes negar que fuimos parte
de ese viento con aromas innombrables
en la vitrina sedentaria de un lamento.