No es de extrañarse que con tantas soledades mi boca de pronto vomite desiertos...

Yo tuve la noche


Yo tuve la noche 
en la palma de mis manos,
sedienta de estrellas,

hambrienta de libertades,
tuve la noche desnuda
con soledades y utopías,
cansada de oscurecerse
aburrida de ser melancolía.

Yo tuve la noche
en la punta de mi lengua,
y ella se abrazó al naufragio
de mis palabras apócrifas,
se mantuvo errante entre mi boca,
se tornó cálida entre mis dientes
mientras ellos mordían
un reloj de pared que escupía las horas.

Yo tuve la noche
en el centro de mi pecho
justo al medio de mis pulmones
en este espacio de nombres
que fueron días ajenos
envuelto entre dioses rotos.

Yo tuve la noche
la amarré a mis dedos,
metí mi dermis en su vientre
para romper ocasos. 









Anthony Molina copyright © 2012