Cóncavos y convexos ojos descomunales
que se distribuyen en un acantilado,
espontáneo y sublime el razonamiento
del ser imprescindible e interior,
guardianes o demonios que se manifiestan
en la arbitrariedad del pensamiento
y se fluctúan en el desconcierto del sentir.
Descontento en las palabras pronunciadas
por momentos adyacentes al loco y divino martirio
que se encierra al expresar
los deseos obligados de la carne,
sin nombre y sin piedad se presentan
las imágenes desoladas de la ironía, la ofuscación,
al saber que no existe más destino que la exaltación
de lo bello, lo trágico,
lo espontáneo y lo subliminal.
Allí donde las palabras son eternas
y el silencio sirve de árbitro en los juegos
entre la conciencia y los demonios internos,
que se presentan como bestias sedientas
de pensamientos y de vida,
Allí donde la razón se ofusca
y la divinidad del hombre llega a su límite.
Se esconde tras tejas purpuras y calizas
en desiertos o lagunas de la mente,
allí donde se esconden
los banales gobiernos del "yo" interno
encerrado en estrellas intangibles por la razón.
Solamente allí
"El loco y divino arte de escribir"
se hace presente
que se distribuyen en un acantilado,
espontáneo y sublime el razonamiento
del ser imprescindible e interior,
guardianes o demonios que se manifiestan
en la arbitrariedad del pensamiento
y se fluctúan en el desconcierto del sentir.
Descontento en las palabras pronunciadas
por momentos adyacentes al loco y divino martirio
que se encierra al expresar
los deseos obligados de la carne,
sin nombre y sin piedad se presentan
las imágenes desoladas de la ironía, la ofuscación,
al saber que no existe más destino que la exaltación
de lo bello, lo trágico,
lo espontáneo y lo subliminal.
Allí donde las palabras son eternas
y el silencio sirve de árbitro en los juegos
entre la conciencia y los demonios internos,
que se presentan como bestias sedientas
de pensamientos y de vida,
Allí donde la razón se ofusca
y la divinidad del hombre llega a su límite.
Se esconde tras tejas purpuras y calizas
en desiertos o lagunas de la mente,
allí donde se esconden
los banales gobiernos del "yo" interno
encerrado en estrellas intangibles por la razón.
Solamente allí
"El loco y divino arte de escribir"
se hace presente
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