No es de extrañarse que con tantas soledades mi boca de pronto vomite desiertos...

El cuenta cuentos de terror (Presentación al lector)


El cuenta cuentos de terror...


Sin desmesura mi estimado lector,
es mi menester hacer a usted saber
que lo expuesto no será de buen sabor
si lo que busca es algo de placer.

Las voces inocentes de mil cristales
se masturbaran en su mirada sin decidir
que hacer con lo poco que quede de su alma
después de estos cuento al concluir.

Y no pretendo yo hacer huir 
a tan gustoso señor
que mis versos comenzó a oír
entre su lengua y su voz
cuando por casualidad 
por aquí se tropezó.

Solo confesaré a ustedes
que una noche mi vista se apagó
y que de un claustrofóbico dilema
mi mente se disipó
en una sombría estrofa
de un soneto sin color,
mas si quiere usted seguir
solo le pido un poco de discreción,
puesto que esta obra esta lejos de concluir...
esto es solo una breve introducción.

Podrá usted de mi si quiere
escuchar de mil cuervos si pretende,
 de mil malditas quimeras si prefiere,
o de orquídeas nebulosas en placeres 
entre lucifer y sus desfigurados menesteres.

Cuentos de brujas, de arlequines,
de vampiros y metamórficos,
leyendas de dragones invencibles 
o de algún desfigurado demonio...
solo robaré sus más profundos temores
para contarle a usted algo que en verdad le asombre.

Me acomodaré en esta chimenea 
por un poco de calor,
búsqueme cuando usted prefiera
para comenzar mi labor...
Oh! pero disculpe mi mala educación
el tétrico ambiente un tosco me volvió,
permítame, me presento mi lector,
a su merced: 
Hermes...
el cuenta cuentos de terror...

(Confiésame tus temores
y crearé un cuento para ti,
demonios internos o desfigurados amores,
será un buen trabajo para mi.)


 

Mi muñeca de trapo.



Chasquidos de neblinas entre nuestros labios
y un inmerecido abismo entre nuestros cuerpos,
eres mi más dulce muñeca de trapo
y yo tu triste armazón de huesos. 

La lluvia de cicatrices nos abriga
en el secreto de mil finales
en este cobarde corazón que te nombra
bajo una coraza de piedra que pretende amarte.

Tú, eres tan frágil a mis caprichos,
eres la oscura caricia de mi silencio,
la muñeca perfecta de la sociedad
que me abraza ausente en la inmensidad
de la desesperanza de mi credo.

Soy el único quebranto de tus mentiras
y el deseo absurdo de tus besos,
soy la ruina perfecta de tus pasiones,
lo más puro y corrupto de tu infierno.

Tú!, la niña tonta, inmadura y llena de complejos,
la muñeca perfecta de la ambigüedad
que me abraza en la oscuridad
de la desventura de mi cuerpo. 

Eres la dócil muñeca  que amo,
doblegada siempre a mis caprichos,
 la oscura caricia de mi silencio,
la muñeca perfecta de la sociedad
que me abraza justo en la inmensidad
de la desventura de mi credo.